Relatos Eroticos: Intercambio de Hijas

Todo comenzó un fin de semana en el cual Carlos invito a su compañero de trabajo Alberto y su familia a que pasen unos días en el country.
Carlos ya se había instalado unos días antes con su familia. Su esposa, Erica, una hermosa mujer de la misma edad que Carlos (unos 40 años) y su hija Jessica, que son sus 18 años era una adolescente en toda su plenitud. Lucia un bronceado perfecto, pelo largo y negro que llegaba hasta la mitad de su espalda. Su cuerpo era proporcionado y bien torneado en el cual se destacan unos pechos bastante grandes para su edad y ni hablar de esa cola perfecta y parada que se llevaba todas las miradas en la calle.

Carlos se levanto temprano y fue a la parrilla para comenzar con los preparativos del asado y recibir a los invitados al mediodía Habra pasado una hora limpiando la parrilla y poniendo todo a punto, cuando vio a su hija acercarse.

Buen día Pa! Como va el asado? – pregunto Jessi, con una actitud de adolescente extrovertida.
Perfecto Jessi. En una rato prendo el fuego y estamos listos. – Contesto Carlos de manera amigable pero mecánica Como cualquier padre.
Genial. Mama esta con las ensaladas. Yo mientras, me tiro por acá a tomar un poco de sol.
Dale. No hay problema.

Durante la corta conversación, Carlos no pudo evitar notar las perfectas tetas de su hija, solamente cubiertas por un diminuto bikini que hacia que cualquier movimiento de Jessi se tradujera en un vaivén de pechos que podría excitar a cualquiera. En la parte de abajo, llevaba un shortcito blanco de tela que destacaba su adolescente culito. Era su hija, pero no podía dejar de notar que en estos últimos años se había convertido en una putita de revista.

Pasaron un par de horas. En las cuales Carlos controlaba la carne del asado, y depaso, siempre echaba un ojo a su hermosa hija que tomaba sol a unos metros de distancia con su culito mirando al sol. Estaba en eso cuando oyó una bocina en el portón de la casa. Era Alberto y su familia llegando puntualmente a la hora del almuerzo.
Todos se saludaron y recibieron afectuosamente. Alberto era un hombre de unos 30 años y su familia consistía en Maria, la esposa, que era la típica señora de casa. No era fea, un tanto rellenita y con una linda carita. Además, estaba la hija, Sofia, una adolescente de la misma edad que Jessica con un cuerpo igual de excitante, aunque algo mas alta y de tez rubia. Sus piernas perfectamente torneadas terminaban en un culo hermoso y redondo, una cinturita de avispa y una tetas de tamaño normal pero no por eso menos deseables. Estaba vestida con una minifalda blanca y un top rosa, aunque se divisaba que debajo llevaba un bikini que no debía cubrir demasiado tampoco.

Durante el recibimiento, Carlos noto que Alberto y Jessi se saludaron con un abrazo que duro un tanto mas de lo necesario, considerando que no se conocían demasiado. Imaginó lo que se sentiría al apretar esos hermosos pechos contra uno y por un momento tuvo envidia de su amigo, que rápidamente cambio por un sentimiento de aversión por estar tocando de mas a su hijita.

Todos se fueron acomodando. Las dos jóvenes se tiraron por el pasto a tomar sol y las esposas fueron a terminar los preparativos del asado. Carlos y Alberto conversaban tomando algo mientras esperaban.
Como va todo Alberto? Tuvieron buen viaje? – pregunto Carlos para hacer algo de conversación
Sisi. La verdad que llegamos rapidísimo Aunque hacia un calor tremendo en el camino.

Cada uno tomo un sorbo de su cerveza y algunas papitas que había por ahí

Que grande que esta Sofi. Hace años que no la veía! – agrego Carlos mientras observaba a las dos chicas desde donde estaban hablando
Si. Esta hecha una mujer. Y tu Jessi tampoco se quedo atrás. Miralas a las dos como se llevan bien.-

No se dijeron nada mas. Pero en este punto, los dos hombres se quedaron un rato viendo a las chicas. No eran miradas de padre. Eran miradas de deseo por esos cuerpos jóvenes y sensuales que se movían y seducían con sus curvas bajo el sol del mediodía

Cuando la comida estuvo lista, todos se sentaron a la mesa. Jessica se sentó frente a Alberto. Por lo que este, no desperdició oportunidad para mirar ese hermoso par de tetas que tenia enfrente durante todo el almuerzo. Jessica sabia que estaba excitando al amigo de su padre y le gustaba. En un momento del almuerzo, al tomar agua, dejo caer un poco entre sus pechos y luego se dedico a secarlos suavemente con una servilleta haciendo un movimiento mas que provocativo y especialmente dirigido a su admirador, Alberto.
No fue lo único que hizo para provocarlo. Ya terminando la comida, se ofreció para ir a buscar el postre. Al levantarse, y aparentemente de manera accidental, dejo caer una servilleta al piso. Cuando se inclino para agarrarla, se encargo de darle una vista privilegiada a Alberto de esa tremenda colita. Para este momento, Alberto ya tenia una tremenda erección que traería muchos problemas si la notaba su esposa o cualquiera en la mesa.

Una vez terminado el almuerzo, todos se dirigieron a la casa a dormir la siesta. Carlos, que había visto como Jessica se le insinuó a Alberto durante toda la comida, trataba de ordenar sus pensamientos. Por un lado le molestaba la actitud de su amigo al calentarse con su hija en su propia casa. Sin embargo, entendía que Jessi estaba hecha una tremenda mujer y que hasta a el mismo le costaba verla siempre como una hija. Por otro lado, no podía creer la actitud tan abiertamente de putita que estaba teniendo su hija. Enredado en esos pensamientos estaba Carlos cuando escucha unos murmullos en el living. Eran inteligibles pero reconoció las voces de Alberto y Jessi que después de un breve intercambio se iban de la casa. Luego de unos minutos de debatir la idea en su cabeza, decidió salir y seguirlos.

Carlos salio al parque y se dirigió a una arboleda ubicada varios metros en el fondo del terreno. Una vez ahí, siguió la dirección de unos sonidos que venían de las cercanías de uno de los sauces. La imagen que encontró le quito el aliento. Su hija arrodillada frente a Alberto haciéndole una mamada de película Lo único que seguía vistiendo Jessi, era la tanguita del bikini. Sus tetas estaban bien duras y al aire.
Desde su escondite, Carlos, veía toda la escena. Jessi tragaba, íntegros, los 25 centímetros de Alberto con la habilidad de una profesional. Lo saboreaba y llegaba hasta el fondo de modo que su naricita llegaba a tocar la pelvis. Finos hilos de saliva y líquidos preseminales chorreaban de su barbilla y caían sobre los pechos. Recorría todo el pene con su boca. A veces se detenía a saborear el glande, cosa que hacia que Alberto ponga sus ojos en blanco del placer que le brindaba esa boquita adolescente.
Luego de un rato de sexo oral, Alberto dijo:
Veni putita, ahora ponete en cuatro que quiero probar esa conchita- mientras la hacia poner en cuatro
Dale papi! Haceme tuya. Quiero sentir esa verga bien adentro.- decía Jessi, con una vos de puta que su padre jamas podría haber reconocido
Vas a pagar por todo lo que me hiciste calentar en el almuerzo trolita. Te creías que te iba a salir gratis?

Mientras decían esto, Alberto se la clavaba bien hasta el fondo y Jessi, por los gemidos que emitía, lo disfrutaba en grande.

Estaban en ese mete y saca cuando de entre los arbustos opuestos a los que estaba escondido Carlos, sale un hombre semi desnudo y agarrándose la pija, que por el tamaño que tenia y lo duro que estaba, debía haber estado viendo el show hacia rato. Era José, el jardinero del country, que debía haber estado haciendo algún trabajo por ahí cuando se encontró con este regalito y no resistió la tentación

Al principio, tanto Jessi como Alberto, se sorprendieron. Pero luego de unos segundos Alberto, en tono amigable, dijo :

Unite amigo. Siempre hay lugar para uno mas.- y luego agrego – O no putita que queres mas pija?- dirigiéndose a Jessi
Sii.. por favor! Quiero mas!
Pense que nunca me lo iban a ofrecer- termino diciendo José mientras se sonreía y ponía su miembro a disposición de la boquita de Jessi

Carlos observaba todo la escena desde su escondite. Nunca pensó que ver a su hija siendo cogida por dos hombre de una manera tan promiscua lo iba a excitar tanto. Ya había acabado una vez y seguía con una segunda paja.

En cierto momento, José se acostó en el piso, Alberto agarro a Jessi y la hizo sentarse en la pija erecta de José que pedía probar esa conchita adolescente. Mientras Jessi montaba a José, este se dedicaba a besar y tocar esas tremendas tetas.
Alberto aprovechó que tenia el culito de Jessi a total disposición y comenzó a juguetear con el estrechito ano de la chica. Metió primero un dedo, luego dos y tres. Cuando estuvo listo, puso su pija en la entrada del culito y sin mas preámbulo se la metió hasta el fondo.
Jessica gemía de placer. Gozaba al ser penetrada por sus dos agujeros. Y se movía tratando de hacer que entre la mayor cantidad de pija posible.
Luego de un rato de estar así, cambiaron de posición Solo que la que cambio de posición fue Jessi. La dieron vuelta de modo que José en el piso comenzó a penetrar su anito y Alberto empezó a ocupar la conchita. Como la pija de José era levemente mas gruesa que la de Alberto, Jessi pego un pequeño gritito cuando estaba entrando para luego volver a los gemidos de placer extremo.

Ya cuando los dos hombres estaban por acabar, agarraron a Jessi y la hicieron arrodillar frente a ellos. Instintivamente, empezó a mamar las dos vergas con ansias de sacarles hasta la ultima gota de leche. Iba de una a otra. Se detenía para saborear los hinchados glandes para luego tragarlas hasta el fondo.
Cuando ya la acabada era inminente, Jessi abrió su boquita esperando los regalitos de José y Alberto. Los dos largaban chorros espesos y grandes de semen. Algunos le caían en el pelo, otros cruzaban toda su carita de la frente al mentón Pero la mayoría cayo en su boquita que termino llena de leche. Jessi, orgullosa de la cantidad de leche que había recolectado en su boca, la mostraba a sus dos amantes con una sonrisa de placer en su carita.

Que trolita lechera. Le tenia unas ganas a esta pendeja. -comento José mientras miraba a Jessi
Ahora tragala linda- agrego Alberto

Jessi no se hizo desear y de un solo saque se trago toda la leche que tenia en la boca emitiendo un sonido de satisfacción por el polvo recibido.

Carlos vio toda la escena y acabó tres veces mientras veía como estos dos hombres prostituían la angelical carita de su hija. Finalmente, confundido, enojado y caliente, volvió a la casa. De alguna forma tenia que tomar revancha y ahí fue cuando recordó a la hija de Alberto y su plan comenzó a tomar forma…

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Carlos ya se había instalado unos días antes con su familia. Su esposa, Erica, una hermosa mujer de la misma edad que Carlos (unos 40 años) y su hija Jessica, que son sus 18 años era una adolescente en toda su plenitud. Lucia un bronceado perfecto, pelo largo y negro que llegaba hasta la mitad de su espalda. Su cuerpo era proporcionado y bien torneado en el cual se destacan unos pechos bastante grandes para su edad y ni hablar de esa cola perfecta y parada que se llevaba todas las miradas en la calle.

Carlos se levanto temprano y fue a la parrilla para comenzar con los preparativos del asado y recibir a los invitados al mediodía Habra pasado una hora limpiando la parrilla y poniendo todo a punto, cuando vio a su hija acercarse.

Buen día Pa! Como va el asado? – pregunto Jessi, con una actitud de adolescente extrovertida.
Perfecto Jessi. En una rato prendo el fuego y estamos listos. – Contesto Carlos de manera amigable pero mecánica Como cualquier padre.
Genial. Mama esta con las ensaladas. Yo mientras, me tiro por acá a tomar un poco de sol.
Dale. No hay problema.

Durante la corta conversación, Carlos no pudo evitar notar las perfectas tetas de su hija, solamente cubiertas por un diminuto bikini que hacia que cualquier movimiento de Jessi se tradujera en un vaivén de pechos que podría excitar a cualquiera. En la parte de abajo, llevaba un shortcito blanco de tela que destacaba su adolescente culito. Era su hija, pero no podía dejar de notar que en estos últimos años se había convertido en una putita de revista.

Pasaron un par de horas. En las cuales Carlos controlaba la carne del asado, y depaso, siempre echaba un ojo a su hermosa hija que tomaba sol a unos metros de distancia con su culito mirando al sol. Estaba en eso cuando oyó una bocina en el portón de la casa. Era Alberto y su familia llegando puntualmente a la hora del almuerzo.
Todos se saludaron y recibieron afectuosamente. Alberto era un hombre de unos 30 años y su familia consistía en Maria, la esposa, que era la típica señora de casa. No era fea, un tanto rellenita y con una linda carita. Además, estaba la hija, Sofia, una adolescente de la misma edad que Jessica con un cuerpo igual de excitante, aunque algo mas alta y de tez rubia. Sus piernas perfectamente torneadas terminaban en un culo hermoso y redondo, una cinturita de avispa y una tetas de tamaño normal pero no por eso menos deseables. Estaba vestida con una minifalda blanca y un top rosa, aunque se divisaba que debajo llevaba un bikini que no debía cubrir demasiado tampoco.

Durante el recibimiento, Carlos noto que Alberto y Jessi se saludaron con un abrazo que duro un tanto mas de lo necesario, considerando que no se conocían demasiado. Imaginó lo que se sentiría al apretar esos hermosos pechos contra uno y por un momento tuvo envidia de su amigo, que rápidamente cambio por un sentimiento de aversión por estar tocando de mas a su hijita.

Todos se fueron acomodando. Las dos jóvenes se tiraron por el pasto a tomar sol y las esposas fueron a terminar los preparativos del asado. Carlos y Alberto conversaban tomando algo mientras esperaban.
Como va todo Alberto? Tuvieron buen viaje? – pregunto Carlos para hacer algo de conversación
Sisi. La verdad que llegamos rapidísimo Aunque hacia un calor tremendo en el camino.

Cada uno tomo un sorbo de su cerveza y algunas papitas que había por ahí

Que grande que esta Sofi. Hace años que no la veía! – agrego Carlos mientras observaba a las dos chicas desde donde estaban hablando
Si. Esta hecha una mujer. Y tu Jessi tampoco se quedo atrás. Miralas a las dos como se llevan bien.-

No se dijeron nada mas. Pero en este punto, los dos hombres se quedaron un rato viendo a las chicas. No eran miradas de padre. Eran miradas de deseo por esos cuerpos jóvenes y sensuales que se movían y seducían con sus curvas bajo el sol del mediodía

Cuando la comida estuvo lista, todos se sentaron a la mesa. Jessica se sentó frente a Alberto. Por lo que este, no desperdició oportunidad para mirar ese hermoso par de tetas que tenia enfrente durante todo el almuerzo. Jessica sabia que estaba excitando al amigo de su padre y le gustaba. En un momento del almuerzo, al tomar agua, dejo caer un poco entre sus pechos y luego se dedico a secarlos suavemente con una servilleta haciendo un movimiento mas que provocativo y especialmente dirigido a su admirador, Alberto.
No fue lo único que hizo para provocarlo. Ya terminando la comida, se ofreció para ir a buscar el postre. Al levantarse, y aparentemente de manera accidental, dejo caer una servilleta al piso. Cuando se inclino para agarrarla, se encargo de darle una vista privilegiada a Alberto de esa tremenda colita. Para este momento, Alberto ya tenia una tremenda erección que traería muchos problemas si la notaba su esposa o cualquiera en la mesa.

Una vez terminado el almuerzo, todos se dirigieron a la casa a dormir la siesta. Carlos, que había visto como Jessica se le insinuó a Alberto durante toda la comida, trataba de ordenar sus pensamientos. Por un lado le molestaba la actitud de su amigo al calentarse con su hija en su propia casa. Sin embargo, entendía que Jessi estaba hecha una tremenda mujer y que hasta a el mismo le costaba verla siempre como una hija. Por otro lado, no podía creer la actitud tan abiertamente de putita que estaba teniendo su hija. Enredado en esos pensamientos estaba Carlos cuando escucha unos murmullos en el living. Eran inteligibles pero reconoció las voces de Alberto y Jessi que después de un breve intercambio se iban de la casa. Luego de unos minutos de debatir la idea en su cabeza, decidió salir y seguirlos.

Carlos salio al parque y se dirigió a una arboleda ubicada varios metros en el fondo del terreno. Una vez ahí, siguió la dirección de unos sonidos que venían de las cercanías de uno de los sauces. La imagen que encontró le quito el aliento. Su hija arrodillada frente a Alberto haciéndole una mamada de película Lo único que seguía vistiendo Jessi, era la tanguita del bikini. Sus tetas estaban bien duras y al aire.
Desde su escondite, Carlos, veía toda la escena. Jessi tragaba, íntegros, los 25 centímetros de Alberto con la habilidad de una profesional. Lo saboreaba y llegaba hasta el fondo de modo que su naricita llegaba a tocar la pelvis. Finos hilos de saliva y líquidos preseminales chorreaban de su barbilla y caían sobre los pechos. Recorría todo el pene con su boca. A veces se detenía a saborear el glande, cosa que hacia que Alberto ponga sus ojos en blanco del placer que le brindaba esa boquita adolescente.
Luego de un rato de sexo oral, Alberto dijo:
Veni putita, ahora ponete en cuatro que quiero probar esa conchita- mientras la hacia poner en cuatro
Dale papi! Haceme tuya. Quiero sentir esa verga bien adentro.- decía Jessi, con una vos de puta que su padre jamas podría haber reconocido
Vas a pagar por todo lo que me hiciste calentar en el almuerzo trolita. Te creías que te iba a salir gratis?

Mientras decían esto, Alberto se la clavaba bien hasta el fondo y Jessi, por los gemidos que emitía, lo disfrutaba en grande.

Estaban en ese mete y saca cuando de entre los arbustos opuestos a los que estaba escondido Carlos, sale un hombre semi desnudo y agarrándose la pija, que por el tamaño que tenia y lo duro que estaba, debía haber estado viendo el show hacia rato. Era José, el jardinero del country, que debía haber estado haciendo algún trabajo por ahí cuando se encontró con este regalito y no resistió la tentación

Al principio, tanto Jessi como Alberto, se sorprendieron. Pero luego de unos segundos Alberto, en tono amigable, dijo :

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Sii.. por favor! Quiero mas!
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Carlos observaba todo la escena desde su escondite. Nunca pensó que ver a su hija siendo cogida por dos hombre de una manera tan promiscua lo iba a excitar tanto. Ya había acabado una vez y seguía con una segunda paja.

En cierto momento, José se acostó en el piso, Alberto agarro a Jessi y la hizo sentarse en la pija erecta de José que pedía probar esa conchita adolescente. Mientras Jessi montaba a José, este se dedicaba a besar y tocar esas tremendas tetas.
Alberto aprovechó que tenia el culito de Jessi a total disposición y comenzó a juguetear con el estrechito ano de la chica. Metió primero un dedo, luego dos y tres. Cuando estuvo listo, puso su pija en la entrada del culito y sin mas preámbulo se la metió hasta el fondo.
Jessica gemía de placer. Gozaba al ser penetrada por sus dos agujeros. Y se movía tratando de hacer que entre la mayor cantidad de pija posible.
Luego de un rato de estar así, cambiaron de posición Solo que la que cambio de posición fue Jessi. La dieron vuelta de modo que José en el piso comenzó a penetrar su anito y Alberto empezó a ocupar la conchita. Como la pija de José era levemente mas gruesa que la de Alberto, Jessi pego un pequeño gritito cuando estaba entrando para luego volver a los gemidos de placer extremo.

Ya cuando los dos hombres estaban por acabar, agarraron a Jessi y la hicieron arrodillar frente a ellos. Instintivamente, empezó a mamar las dos vergas con ansias de sacarles hasta la ultima gota de leche. Iba de una a otra. Se detenía para saborear los hinchados glandes para luego tragarlas hasta el fondo.
Cuando ya la acabada era inminente, Jessi abrió su boquita esperando los regalitos de José y Alberto. Los dos largaban chorros espesos y grandes de semen. Algunos le caían en el pelo, otros cruzaban toda su carita de la frente al mentón Pero la mayoría cayo en su boquita que termino llena de leche. Jessi, orgullosa de la cantidad de leche que había recolectado en su boca, la mostraba a sus dos amantes con una sonrisa de placer en su carita.

Que trolita lechera. Le tenia unas ganas a esta pendeja. -comento José mientras miraba a Jessi
Ahora tragala linda- agrego Alberto

Jessi no se hizo desear y de un solo saque se trago toda la leche que tenia en la boca emitiendo un sonido de satisfacción por el polvo recibido.

Carlos vio toda la escena y acabó tres veces mientras veía como estos dos hombres prostituían la angelical carita de su hija. Finalmente, confundido, enojado y caliente, volvió a la casa. De alguna forma tenia que tomar revancha y ahí fue cuando recordó a la hija de Alberto y su plan comenzó a tomar forma…

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